Querid@s amig@s y seguid@res: por fin estoy aquí, no quiero que penséis que es una escusa, es la realidad, la tardanza la ocasionó otra zancadilla de la vida, que en ocasiones cuesta entender, pero lo bueno es que tras el tropezón nos levantamos con las fuerzas justas pero lo contamos que es lo importante, que quede en sustos y nada ...preparados para la próxima.
Hoy como en tantas ocasiones no sé por dónde empezar, se acumuló el trabajo.
En verano el caudal de los pantanos es menor, pues en este mi pantano particular sucede justo lo contrario, no deja de crecer ya que son muchos los afluentes que aportan su gota para que siga su crecimiento, no he tenido tiempo de hacer todas las fotos, las prepararé para otro día.
Hoy quiero enseñaros unos dedales cargados de hortalizas que mi marido y mi hijo Marco encontraron por casualidad en una huerta regresando a casa, y como es natural, los cargaron para fortalecer este lugar , pese a que no era el momento más adecuado me encantaron, y quizás animaron un poco la situación, además de enseñarlos a las visitas como algo muy especial, esa será su historia con el paso del tiempo, como siempre digo, cada uno de mis dedales tiene tras de sí una historia única e inolvidable.
Espero que os gusten. Hasta pronto, besos.
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